lunes, 1 de junio de 2020

Los límites de la medicina


THE KNICK (Serie de TV) (2014)
 
La ficción, que consta por desgracia de sólo 2 temporadas (con un final magistralmente cerrado, tranquilos), nos traslada al hopital neoyorquino The Knickerbocker en el año 1900. Una época en que los avances médicos se sucedían con rapidez debido a investigaciones que, en muchas ocasiones, bordeaban los límites de la ética médica. A raíz de las vivencias de los trabajadores de este hospital se nos presenta lo mejor y lo peor de la sociedad de esa época, tratando temas tan diversos como el racismo, las adicciones, la envidia, el machismo, las enfermedades venéreas o, incluso, el aborto o la eugenesia. 

Clive Owen (Hijos de los hombres, Plan Oculto, Sin City) interpreta magistralmente al atormentado cirujano John W. Thackery, adicto a la cocaína y una de las mentes más brillantes de la época para resolver problemas quirúrgicos hasta entonces sin solución. Le acompaña el recién llegado Algernon Edwards (André Holland), una mente tan brillante como la de Thackery si no más, pero con un problema para la sociedad de la época: es negro. Esto provoca que sea constantemente vejado y menospreciado por sus compañeros blancos, algunos menos hábiles quirúrgicamente pero que se creen superiores al recién llegado por el mero hecho de su color de piel. Todos los secundarios están espléndidos en su papel, con unos personajes detallados y con matices que se van desarrollando lentamente. Poco a poco vamos conociendo sus motivaciones y anhelos, adoptando una importancia activa en la trama principal o en excelentes tramas secundarias que en ocasiones hacen que nos olvidemos por momentos de la trama principal. Actrices como Eve Hewson, Juliet Rylance o Cara Seymour, así como actores como Jeremy Bobb, Chris Sullivan o Micahel Angarano; dotan a esta serie de unas interpretaciones de primer nivel en unos personajes fascinantes y absorbentes.
 
La dirección de Steven Soderbergh (curtido en la gran pantalla con películas como Traffic, Erin Brockovich o la saga Ocean´s) es soberbia, haciendo un uso magistral de los tiempos y los movimientos de cámara. Parece que no hay ningún plano dejado al azar, ningún movimiento de cámara que no tenga un sentido en la escena que nos muestra. Soderbergh usa mucho la cámara al hombro y el  plano secuencia, dotando a las intervenciones quirúrgicas de un realismo pocas veces visto en pantalla pero sin caer en efectismos. A esto ayuda una cuidadísima ambientación, en la que destacan los materiales quirúrgicos y procedimientos de principios de siglos, los cuales vistos hoy en día nos parecen impensables en muchas ocasiones. Tratamientos con cocaína o heroína, operar sin guantes o salir corriendo del quirófano para volver minutos después con algún objeto del exterior que no ha sido debidamente desinfectado ni comprobado.
La banda sonora es otro de los detalles a tener en cuenta, con unos temas alejados de lo que esperaríamos en un drama de época (aunque esta serie es mucho más que eso), pero que consigue engancharte desde el primer momento e introducirte en la acción que se desarrolla en pantalla con más fuerza que si hubiesen optado por una banda sonora más convencional. Pero es que no estamos ante una serie convencional.

Estamos ante una serie atípica, con un gran cuidado por los detalles y personajes, que nos transporta a una época no tan alejada como pudiese parecer. Una época muy diferente en muchos aspectos a la que vivimos hoy en día y, por desgracia, muy similar en algunos problemas que nos siguen ocupando también en la actualidad. Un retrato real y crudo sobre los inicios de la llamada medicina moderna mostrados a través de una serie de personajes con una fuerza y matices pocas veces vista en pantalla.



lunes, 20 de agosto de 2018

Mucho barro y poco guión

DIRT (2018) 

Un joven ladrón de coches, extraordinariamente virtuoso para su edad, intenta abandonar el mundo de delincuencia en que se encuentra inmerso, pero la gente para la que trabaja no se lo pondrá nada fácil. Mientras tanto, consigue una oportunidad de ensueño de la mano del dueño de un equipo de carreras que está decidido a darle una segunda oportunidad permitiéndole formar parte de su equipo e, incluso, dormir en su propia casa. Allí, el piloto estrella del equipo tampoco se lo pondrá nada fácil, tratándole mucho peor que al resto (a los que también trata mal, por cierto) y faltándole al respeto continuamente por considerar que no es digno de formar parte de ese equipo. 

Kevin Dillon (el eterno Johnny ‘Drama’ de la serie Entourage) hace lo que puede con un papel que no está completamente definido y que no tiene mucho trasfondo sobre el que construir aristas al personaje, un antiguo corredor retirado y reconvertido en director de equipo gracias al dinero de su mujer tras un grave accidente. DeRon Horton realiza una interpretación muy plana, con un papel también plagado de clichés y sin apenas profundidad (un joven ladrón de coches con buen corazón que delinque para cuidar y proteger a su hermana pequeña). Por último, Christina Moore cumple correctamente como la sufrida esposa del personaje de Kevin Dillon, aunque tampoco realiza una interpretación memorable debido también a un personaje bastante anodino.  

Un punto de partida poco original nos introduce en una película que cumple muy justamente las expectativas (pese a no ser nada altas tras visionar el tráiler), llegando en algunos momentos a aburrir debido a lo manido de las situaciones que se suceden y a las reacciones sin apenas sentido de algunos personajes en determinados momentos clave de la trama. Las escenas de persecución fuera del circuito están rodadas de manera torpe y confusa, aportando poca sensación de peligro o velocidad. Además, no se aprecia en ningún momento el supuesto virtuosismo del protagonista a los mandos de un vehículo, el cual sí se menciona varias veces y resulta indispensable en la trama.  

Si hay un elemento que salve la película son las escenas dentro del circuito, rodadas de manera muy realista, especialmente los choques y accidentes, aunque con un montaje también muy torpe que desmerece en gran medida el resultado final. Además, se echan en falta más carreras en el circuito, el verdadero aliciente de la película, así como más tensión en las mismas respecto a quién va a ser el ganador. Exceptuando la carrera final, más larga y con algo de tensión respecto a las posiciones de los vehículos durante la misma, todas las anteriores del campeonato son pasadas de manera tan rápida y superflua que no tienes tiempo de involucrarte en ellas. Además, tampoco tienes aliciente para ello, pues apenas nos informan en un par de ocasiones de las posiciones de los principales pilotos en el campeonato pese a ser el eje central de la trama. 

En definitiva, estamos ante una película que no emocionará a nadie y que solo los apasionados de este tipo de carreras todoterreno o de los vehículos a motor encontrarán algún aliciente para visionar, siendo además los únicos espectadores que, si no son muy exigentes, quizás no salgan decepcionados totalmente con la misma. 

Christina Moore en una escena de la película. 

martes, 22 de mayo de 2018

Un western clásico y moderno al mismo tiempo

GODLESS (Miniserie de TV) (2017)

Un villano. Un héroe. Una traición imperdonable. Un pequeño pueblo casi aislado. Pese a que parte de los elementos típicos del western, esta miniserie consigue darles una vuelta de tuerca a todos ellos, consiguiendo respetar las claves del género pero dotándolo al mismo tiempo de unos puntos de vista diferentes, e incluso más modernos en algunas de las tramas y subtramas. 

Una historia sencilla que se desarrolla lentamente a lo largo de 7 magníficos capítulos (cada uno de la duración necesaria, variando desde los apenas 40 minutos hasta llegar a casi la hora y media, algo muy de agradecer ya que no hay tramas innecesarias añadidas solo para igualar la duración de unos capítulos con otros). Pese a tener un ritmo pausado, la serie engancha por cómo te va presentando las diferentes subtramas y lo magnético de los personajes, algunos especialmente brillantes. Esto es debido a que el creador, director y guionista de la serie, Scott Frank, ha desarrollado la mayor parte de su carrera como guionista (Logan, Minority Report) antes que realizador (Caminando entre las tumbas), siendo en este primer campo donde ha cosechado mejores críticas y resultados. 

El casting es de lo más acertado, con un Jack O'Connell (el soldado que se extravía en Belfast en el excelente drama '71, Money Monster) que no despunta especialmente pero cumple correctamente en un papel que podría haber tenido aún más aristas y profundidad, pues su pasado prometía algo más de lo que finalmente acaba ofreciendo; una Michelle Dockery (la inolvidable Lady Mary Crowley de Downtown Abbey, Sin escalas) que consigue hacernos olvidar su papel más emblemático y que creamos que es la aguerrida y de armas tomar Alice Fletcher; o un Jeff Daniels (el presentador Will McAvoy de The Newsroom, Buenas noches y buena suerte) inconmensurable como el villano Frank Griffin, quien tiene una visión del mundo y una moral muy particular que dota al personaje de un aura inquietante en todo momento, pues nunca sabes cómo va a reaccionar en cada situación. 

Sin embargo, son algunos de los secundarios quienes más brillan, probablemente gracias a que la trama se va construyendo poco a poco, sin prisa, dejándonos saborear a cada uno de ellos el tiempo suficiente para comprender sus motivaciones, historias personales y anhelos. Destacan particularmente Merritt Wever (Birdman, Michael Clayton) como la valiente Mary Agnes, una mujer que tras la muerte de su marido (y de gran parte de los hombres del pueblo en un accidente clave para uno de los aspectos más originales de este western) decide tomar las riendas de su vida... y del pueblo (atentos porque ella tiene una de las relaciones mejor dibujadas de toda la serie); y Thomas Brodie-Sangster (el niño enamorado de Love Actually, Newt en El corredor del laberinto o Jojen Reed en Juego de Tronos) quien borda su papel como ayudante del sheriff (el cual tiene una relación que, personalmente, me hubiese gustado que se desarrollase un poco más por las enormes posibilidades que tenía). Veremos también alguna cara conocida para los fans de las series como Sam Waterston (el directivo Charlie Skinner en The Newsroom) interpretando al Marshall John Cook o Kim Coates (Alexander 'Tig' Trager en Hijos de la Anarquía) como el mercenario sin escrúpulos Ed Logan.


La banda sonora (usada sólo en los momentos esenciales, sin saturar innecesariamente) atrapa desde los primeros instantes sin que te des cuenta, siendo sencilla pero eficaz en todo momento. Es especialmente importante como acompañamiento para la cabecera, pues la dota de personalidad propia y con unos acordes que se quedan en la memoria desde casi el primer visionado (algo importante, pues recordemos que son únicamente 7 capítulos). La propia cabecera destaca por su sencillez, con movimientos de cámara que se van alejando de las poderosas imágenes que nos muestran los principales elementos que van a ser cruciales para el desarrollo de la miniserie y el devenir de los diferentes protagonistas y secundarios. 

En definitiva, estamos ante una serie que es capaz generar un ambiente propio, donde la clave radica en la historia de unos personajes dotados de más profundidad de la que suele ser habitual en el género. Con unas buenas interpretaciones, unas excelentes tramas secundarias y una historia sencilla pero efectiva, nos encontramos ante una serie de obligado visionado no sólo para los amantes del western sino para cualquier telespectador.

Frank Griffin (Jeff Daniels) realizando una advertencia.
Roy Goode (Jack O'Connell) domando un caballo.

domingo, 3 de enero de 2016

La grandiosidad de una historia sencilla

THE WALK (EL DESAFÍO) (2015)

Robert Zemeckis (Forrest Gump, la trilogía Regreso al Futuro, Náufrago) dirige una historia sencilla sobre como un equilibrista francés, Philippe Petit, descubrió que se estaban construyendo las Torres Gemelas en Nueva York y se obsesionó por tender un cable entre las mismas para lograr el "golpe artístico del siglo".

Hay que destacar el impresionante trabajo que realiza el norteamericano Joseph Gordon-Levitt como el francés Philippe Petit, quien siendo una de las decisiones más cuestionadas del casting cuando se dio a conocer (por aquello de que un californiano interprete a un francés) ha logrado hacer el personaje suyo y hablar con un acento francés muy creíble que ha recibido grandes elogios en los lugares donde se ha proyectado en versión original.

La trama del film es extraordinariamente simple, pues toda la película nos cuenta cómo Petit idea el plan y cómo consigue llevarlo a cabo, con unos breves apuntes sobre su niñez y juventud, así como por su pasión por el equilibrismo desde que lo descubre en un circo. Ahí reside una de las mayores virtudes de Zemeckis, pues consigue realizar una película de más de dos horas sobre una historia tan sencilla que no aburre en (casi) ningún momento, lo que lo eleva como uno de los grandes directores de la actualidad.

Sin embargo, sí hay que añadir que pese a que no aburre, tampoco consigue emocionar, siendo una película de fácil consumo pero cuya trama se olvida bastante rápido una vez abandonada la sala de cine, quedando eso sí en la retina del espectador los trucos visuales con que adereza Zemeckis los momentos con Petit en lo alto de las Torres.

La película gana enormemente visionada en pantalla grande (preferiblemente, si se tiene la posibilidad, con el sistema IMAX), pues Zemeckis consigue transportarnos a los años 70 y logra dotar a las Torres Gemelas del suficiente carisma como para que pasen a ser un personaje más del film. Los efectos visuales están perfectamente integrados, pues hasta las partes en que el director juega con la narración para expresar los sentimientos y sensaciones del equilibrista están compuestas con una sensibilidad asombrosa.

La banda sonora, sin pasar a ser memorable en ningún momento, cumple su función de acompañamiento de manera sublime, ayudando a resaltar de manera magistral las emociones del protagonista cuando se encuentra ideando el plan y, especialmente, cuando se halla suspendido en el cable entre las dos Torres. Sin embargo, no es una partitura que desees comprar o buscar en internet nada más abandonar la sala de cine como ocurre en otros títulos.

En resumen, estamos ante una buena película, que entretiene y da a conocer la historia de este equilibrista francés (para quién no haya visto el premiado documental Man on Wire), pero que no llega a emocionar al espectador como podría haber hecho una historia así si hubiese sido tratada desde una perspectiva más cercana al personaje y menos centrada en el hecho en cuestión.

El auténtico Philippe Petit cruzando las Torres Gemelas.
Un momento del rodaje del film con Gordon-Levitt.

viernes, 10 de julio de 2015

Cameron, vuelve o recupera los derechos

TERMINATOR GÉNESIS (2015)

La nueva entrega  de la franquicia iniciada por James  Cameron en 1984 ha generado unas enormes expectativas por varios motivos, siendo el primero de ellos el retorno de Arnold Schwarzenegger a uno de sus papeles más icónicos, sino el que más: el del cyborg enviado desde el futuro para acabar la guerra entre los humanos y las máquinas antes de que ésta se inicie. A esto se une la icónica Madre de dragones de Juego de Tronos,  Emilia Clarke, tomando el papel que diera fama mundial a Linda Hamilton gracias a las dos primeras entregas de la saga: el de Sarah Connor, madre del líder de la Resistencia, John Connor. Con estos alicientes, las perspectivas no eran malas, aunque el resultado deja mucho que desear.

En primer lugar, el tráiler te revienta un giro de guión (últimamente estoy muy sensible con esto) que no sucede hasta que la trama lleva una hora y veinte iniciada (miré el reloj para cerciorarme de semejante burrada de marketing), lo que en una película de dos horas y cuyo giro en la trama es lo más destacado de la misma, me parece un error imperdonable. Además, el director intentó justificarlo diciendo que necesitaban mostrar que ofrecían algo nuevo y diferente a las otras entregas para que el público fuese al cine a verla. ¿Pero eso no se presupone aunque sea mínimamente?

Los efectos visuales son correctos (qué menos en una película de estas características), siendo lo más destacado la recreación de diferentes Schwarzeneggers más jóvenes que se enfrentan con nuestro protagonista (pese a lo raro que quedó dicho efecto en la cuarta entrega de la saga, en este caso el resultado visual es bastante más satisfactorio, aunque no deja de ser algo un poco chocante). Por otra parte, la película introduce varios golpes de humor que, si bien en su mayoría funcionan, algunos acaban resultando un poco repetitivos o forzados, como la repetición del mismo chiste por parte de Schwarzenegger sobre su edad (“I´m old, but not obsolete”).

El elenco, incluye a un J.K Simmons (ganador del Oscar a Mejor Actor de Reparto por Whiplash) realmente desaprovechado, en uno de los papeles que podría haber sido más originales, así como a un Matt Smith (el undécimo Doctor de Doctor Who) también bastante desperdiciado, llevando el peso de la película entre Schwarzenegger, Jai Courtney (el hijo de John McClane en La Jungla de Cristal 5) y los dos Clarke, Emiia y Jason. Si bien estos dos últimos realizan correctamente sus papeles, ni Emilia consigue captar la intensidad de Linda Hamilton como Sarah Connor, ni Jason consigue emocionar como el líder de la Resistencia John Connor (mejorando notablemente tras el giro de guión, todo sea dicho), siendo Jai Courtney el que sale mejor parado aproximándose bastante bien al Kyle Reese de Michael Biehn (The Terminator).



Sin duda, Schwarzenegger consigue que los momentos en que él aparece sean de lo mejor de la película, aunque eso tampoco es decir mucho, pues nos encontramos ante un pastiche de lo mejor de las dos primeras entregas (no mejorado, por supuesto), con una trama muy liosa para lo plana que es y con un par de momentos en que Schwarzenegger explica los viajes en el tiempo con terminología “científica” que parecen sacados de un sketch de doblaje de El Informal. Una pena, pues podía haber sido la revitalización de la saga.
Emilia Clarke como Sarah Connor
J. K. Simmons en un momento de Terminator Génesis