jueves, 3 de noviembre de 2011

Sencilla, bien hecha y emotiva



LADRÓN DE BICICLETAS

Nos encontramos ante una película muy sencilla, cuyo punto de partida es algo tan cotidiano (al menos en la época en que se rodó la película -1948-) como un hombre que necesita su bicicleta para trabajar pegando carteles y que, tras conseguirla después de mucho esfuerzo, se la roban en un descuido mientras está trabajando. Sin embargo, ante un punto de partida tan sencillo, el director Vittorio De Sica es capaz de construir una historia entretenida y que te mantiene pegado a la pantalla los escasos 80 minutos que dura.

Una de las mayores virtudes de la película es que consigue que te involucres rápidamente con el protagonista y sientas la atmósfera opresora y pobre que le rodea, así como el sentimiento de angustia permanente que le acompaña desde el momento en que le roban la bicicleta. A esto ayuda considerablemente la partitura de Alessandro Cicognini, presente de manera casi constante a lo largo de toda la película, y que acrecienta la intensidad del drama.

Las interpretaciones de los actores también ayudan en gran medida a captar este sentimiento, con una interpretación brillante del protagonista de la misma, Lamberto Maggiorani, que sabe captar la angustia y los miedos del personaje a la perfección. Mención especial aparte merece el joven actor Enzo Staiola, que borda con una naturalidad pasmosa el papel de hijo del protagonista, robando todos los momentos en que aparece en pantalla. Pese a no enterarse del todo de la verdadera situación que ocurre a su alrededor, transmite una cantidad de emociones y una naturalidad pocas veces vista en la gran pantalla, y menos aún en un actor tan joven. 

Nos encontramos ante uno de esos films clásicos, una de las obras cumbres del neorrealismo italiano, que merece la pena visionar una y otra vez para apreciar todos los matices de la historia y de las interpretaciones. 

Y para los más adictos al color, aquellos a los que les cuesta mucho ver una película en blanco y negro porque es "antigua" decir que, en este caso, el blanco y negro no sólo es una limitación de su tiempo, sino que ayuda a presentar esa atmósfera opresora y agobiante, incrementando el dramatismo de la situación, recurso que ya utilizó Spielberg con excelentes resultados (tanto artísticos como de crítica y taquilla) en la sobresaliente "La lista de Schindler".

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo.Es un caramelo para degustar tranquilamente en el sofá de tu casa.Es otro tipo de cine, rico en sus descripciones de personajes pero a la vez sencilla y eficaz en su puesta en escena.No hay pretensiones artística que acaben por no dejar ver el conjunto.Espero que comentes algún otro joya del neorrealismo,jeje.

    Un saludo.

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  2. Sí, puede ser que alguna otra caiga... Intentaré que prime la variedad..
    Un saludo

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