Dibujos sencillos y muy críticos

La película (de dibujos animados, que no animación) que nos ocupa trata la historia de una niña iraní que vive los comienzos de la revolución islámica desde una perspectiva infantil e ingenua. Poco a poco acompañamos a esta niña en su crecimiento y maduración personal, así como en los principales eventos que ocurrieron en Irán, desde la vida tranquila y apacible antes de la Revolución de 1979 hasta nuestros días, pasando por la opresión que instauró el régimen del ayatollah Jomeini que proponía volver a los valores tradicionales islámicos, pues aseguraba que se estaba desvirtuando la moral islámica.

    

También vemos cómo vivió una familia anónima la Revolución iraní, pues al principio estaban felices de los aires de revolución y cambio que se respiraban, que parecía que iban a acabar con la dictadura del Sha de Persia y otorgar mayor libertad a los ciudadanos, pero que poco a poco van viendo que los métodos y la ideología de los revolucionarios son mucho más peligrosos que los ya instaurados por el Sha.

Nos encontramos ante una película muy expresiva, con más sentimiento (que no sentimentalismo) que la mayoría de producciones de los últimos años. A esto ayuda enormemente el estilo visual de la película, sin ninguna duda el más adecuado para el tipo de historia que se quería contar. Los autores juegan con el color (la primera vez que aparece el color en la película, la cual se desarrolla en su mayor parte en blanco y negro, es cuando la protagonista está esperando en el aeropuerto para volar a Occidente), con las sombras (esos malos siempre en penumbra), las luces, la perspectiva, la profundidad... De esta manera magistral enriquecen la película y complementan y llenan la historia de detalles de calidad, así como de simbolismos muy sugerentes y críticos.

Todos los personajes de la película están muy bien definidos, pero especial mención merece la abuela de la protagonista. Liberal y decidida, con unos valores muy fuertes y arraigados, siempre intenta guiar por el buen camino a su nieta, a la cual le habla con una gran naturalidad de temas tales como la política o la sexualidad. Sin embargo, la principal virtud de la película es su protagonista. Una niña que ve el mundo de una manera muy particular y analítica, siempre con grandes dosis de ironía, crítica y mala leche.

En definitiva, estamos ante una de las sorpresas más agradables de los últimos años. Una película que consigue relatar una historia difícil y emotiva, sin caer en sentimentalismos ni partidismos exagerados, y aprovechando al máximo todas las oportunidades que ofrece el formato elegido.