PRISIONEROS (2013)
El canadiense Dennis Villeneuve (Maelstöm, Polytechnique, Incendies o la más reciente, Enemy) sorprende con una película que,
desde la aparente sencillez de su argumento inicial (la desaparición de dos
niñas), atrapa al espectador introduciéndole poco a poco en una trama oscura y
turbia, con multitud de ramificaciones sorprendentes e inesperadas.
Hugh Jackman (conocido para el gran público por su papel de
Lobezno en la saga de X-MEN o por ser
Jean Valjean en el reciente musical de Los
Miserables), ofrece una interpretación magistral como uno de los
atormentados padres cuya hija ha desaparecido, dispuesto a hacer lo que sea
necesario por recuperarla. Le secunda un Jake Gyllenhaal (El día de mañana, Brokeback
Mountaink, Zodiac, Código Fuente)
inconmensurable como el detective Loki, un policía sencillo que lucha por hacer
lo correcto en un mundo corrompido en el que cualquiera es sospechoso. Un
personaje que poco a poco se torna más interesante y profundo gracias al buen
hacer del intérprete en cada escena que aparece en pantalla.
También destaca Paul Dano (Noche y Día, Looper, 12 años de esclavitud) como el principal
sospechoso del crimen, un personaje enigmático que el actor interpreta a la
perfección. Lo mismo ocurre con Melissa Leo (21 gramos, The fighter, El vuelo) como su protectora tía, la
actriz consigue dotar de una complejidad encomiable a su personaje, pese al
poco tiempo que aparece en pantalla, otorgándole una ambigüedad que resulta muy
enriquecedora para su personaje. Por último, cabe mencionar a Terrence Howard (Crash, Cuatro hermanos, Iron Man,
Red Tails) y Viola Davis (Traffic, La
duda, El juego de Ender) como los angustiados padres de la otra niña
desaparecida, y a Maria Bello (Payback)
como la esposa del personaje de Jackman, esta última en un papel un poco
desaprovechado a mi parecer debido a la escasa duración (y al comportamiento
errático) del mismo en pantalla.
El director consigue mantener de manera magistral la tensión
por el caso durante todo el metraje gracias al soberbio guión de Aaron
Guzikowski (Contraband). A esto
también ayuda un montaje milimétricamente calculado de los acontecimientos, así
como de los diferentes planos durante cada secuencia, los cuales van
incrementando la tensión de manera paulatina hasta llegar al clímax.
Especial mención merecen los últimos 20 minutos de la trama,
realmente angustiosos y que desembocan en uno de los finales más sorprendentes
que recuerdo. Además, dicho final invita al espectador a reflexionar sobre todo
lo acontecido en la película y el porqué de ese final tan adecuado para la
misma.
En definitiva, nos encontramos con una película que se
sustenta en tres grandes pilares: unas actuaciones enormes, especialmente de
los protagonistas; una acertadísima dirección del mencionado Villeneuve y un
guión milimétricamente diseñado, que no deja cabos sueltos y que atrapa durante
las dos horas y media que dura el filme ayudado por el montaje y la banda
sonora.
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