miércoles, 26 de diciembre de 2012

Los inicios del Rey Midas


EL DIABLO SOBRE RUEDAS (DUEL) (1971)

Nos encontramos ante la primera película del llamado Rey Midas de Hollywood. Esa película con la que los admiradores del director (entre los que me incluyo) callamos la boca a todos aquellos que afirman que Spielberg es un buen director porque maneja grandes presupuestos.

Rodada en 1971 como un encargo de la ABC para ser emitida como la "película de la semana", el telefilme, con un presupuesto realmente reducido de apenas unos cientos de miles de dólares, cosechó tal cantidad de buenas críticas (incluyendo varias nominaciones a los Emmy, de los cuales ganó el de "Montaje de sonido") que tras su paso por televisión, se encargó a Spielberg que añadiera unos minutos más de metraje. De este modo, se añadió a los 71 minutos iniciales un par de secuencias (como la del autobús escolar) que no desentonan con el tono general de la película (si no lo sabes previamente es casi imposible distinguir los minutos añadidos) que permitieron alcanzar al filme una duración de casi 90 minutos (la versión que ahora se vende en DVD y Blu-Ray y que se emite por televisión siempre) con el fin de poder estrenar la película en salas comerciales.
 
La película narra la historia de un hombre corriente (un genial Dennis Weaver) que se ve asediado durante un largo viaje por carretera por un camión Peterbilt con muy malas pulgas. Con un punto de partida tan simple, Spielberg logra crear una sensación constante de tensión, suspense e interés en el espectador como pocas veces se ha visto en la pantalla. Además, con el mérito de estar toda la película sostenida simplemente por el duelo entre el camión asediador y el conductor asediado, cuyo duelo va in crescendo hasta el inesperado final.

El propio director ha reconocido en multitud de ocasiones que esta película tiene enormes influencias del maestro del suspense, Alfred Hitchcock. Esta influencia se aprecia claramente en el modo de manejo de la tensión durante toda la película. Por citar un ejemplo más concreto, el hecho de que la amenaza sea durante toda la película el camión, totalmente despersonalizado y que adquiere a su vez una personalidad propia desde el primer momento. Pero es el camión la amenaza, no el camionero que lo conduce. Esto ha dado pie a multitud de interpretaciones sobre el significado del mismo y la tesis de la propia película (la amenaza del progreso, el temor a los más fuertes…), todas ellas bastante improbables a mi parecer, pues el propio Spielberg ha reconocido que solo buscaba realizar una película de suspense entretenida partiendo de la lucha de un hombre ante un enemigo monstruosos e inhumano (la misma tesis que se desprende de su obra posterior, "Tiburón").

La película posee también una gran fotografía (quién no recuerda, por citar un ejemplo, ese plano a contraluz del camión en el túnel, que enciende los faros amenazadoramente y se lanza contra nuestro aterrado protagonista que intenta desesperadamente proteger a unos niños que corretean por el arcén), un montaje milimétrico (la tensión se consigue en gran medida con un manejo soberbio del mismo, sirva como ejemplo ese inicio con planos subjetivos del coche de nuestro protagonista, que poco a poco nos van introduciendo de manera espectacular en la película sin que apenas nos demos cuenta) y una banda sonora que, sin ser nada del otro mundo, acompaña la acción correctamente.

En definitiva, estamos ante una película de obligatorio visionado para todo aquel que no la haya disfrutado todavía y que hay que revisionar de vez en cuando, tal y como afirma su actor protagonista, Dennis Weaver ("Yo veo la película al menos dos veces al año para recordarla").