lunes, 21 de abril de 2014

Ligeramente inferior a la original, aunque efectiva


BRICK MANSIONS (2014)

Detroit. 2018. En un intento desesperado por proteger a la población, la policía levanta un muro de contención alrededor de la parte más conflictiva de la ciudad. De este modo, el crimen campa a sus anchas por el interior de este muro sin ningún tipo de control. Corrupción, drogas, armas... Sólo Lino, un expresidiario que intenta hacer lo correcto, se atreve a luchar contra los corruptos y los mafiosos que controlan el interior. A éste se unirá Damian Coller, uno de los pocos policías no corruptos que lucha por defender a las buenas personas que quedan en la zona separada por el muro.

A muchos les habrá sonado esta sinopsis muy similar a la de la película francesa del 2004: Distrito 13, la cual tuvo la secuela Distrito 13: Ultimátum. Pues sí, ésta que nos ocupa es un remake de la película francesa anteriormente mencionada cuyo productor (y guionista) es el mismo que el de la versión original, el Michael Bay francés: Luc Besson.

El especialista en parkour David Belle (las dos primeras entregas de Distrito 13, la serie Metal Hurlant Chronicles) repite en su papel como el expresiadiario Lino, quien nos dará algunas de las mejores escenas de acción de la película gracias a sus proezas de parkour (disciplina francesa que consiste en desplazarse rápidamente por la ciudad usando las habilidades del propio cuerpo). El recientemente fallecido Paul Walker (la saga A todo gas, Ladrones, Nunca juegues con extraños) interpreta, en la que es la última película de su filmografía completada íntegramente por él (A todo gas 7 tendrán que completarla con ayuda de sus hermanos, pues aunque había grabado ya la mayor parte del metraje faltaban algunas escenas clave y los productores quieren darle un final adecuado a su personaje) al honrado policía Damian Coller, sustituyendo a Cyril Raffaelli, protagonista de la original.

 
Las interpretaciones son correctas, aunque se echa en falta el tono desenfadado de la película original, pues ésta se queda en ocasiones a medio camino entre tomarse en serio a sí misma y el tono paródico, siendo el segundo el que le conviene mucho más. La dirección es adecuada, aunque sin destacar especialmente en ningún campo, con un buen manejo de cámara (en líneas generales, aunque hay algún momento demasiado "frenético") en las escenas de acción, especialmente en las escenas de parkour. La ambientación cumple su función (aunque estaba mejor conseguida la de la película original, en la cual  la sensación de "opresión" y marginalidad en el interior del muro era mucho más destacada, dando realmente la impresión de ser un "mundo aparte"). La historia es sencilla, sin mayores pretensiones, con algunos tópicos del cine de acción en los personajes o algunas escenas, pero que resulta suficiente para pasar un buen rato ante la pantalla.



Sin embargo, lo que de verdad destaca en la película son las escenas de parkour protagonizadas por David Belle, las cuales son realmente espectaculares y el verdadero punto fuerte en que se sustentan las escenas de acción, junto con alguna pelea puntual de Belle junto a Paul Walker o de éste último en solitario, aunque este tipo de escenas son mucho más rutinarias y manidas.


Es cierto que en ocasiones tenemos una sensación de déjà vu, de ya haber visto lo que nos están mostrando. Esto es debido a que las similitudes de guión y de algunas escenas con el original son excesivas, con algunos planos (la huida inicial de Lino, por ejemplo) extremadamente fidedignos al original. No hemos de olvidar que apenas han pasado 10 años entre el original y este remake, por lo que se echa en falta alguna variación más sustanciosa en el guión y en las primeras escenas de parkour (algunos planos parecen extraídos del original, si bien es cierto que luego se van introduciendo mayores cambios poco a poco).

En definitiva, estamos ante un film levemente peor que el original, principalmente porque ha perdido la sorpresa inicial con que contaba éste, pero que entretendrá a todos aquellos a los que gustó la primera, especialmente a aquellos que les guste el parkour o disfruten de una película de acción con un tipo de acción diferente a lo habitual.

David Belle ensaya una escena junto a Paul Walker.

Un momento del rodaje del film.

lunes, 7 de abril de 2014

Gran guión, buenas actuaciones y acertada dirección

PRISIONEROS (2013)

El canadiense Dennis Villeneuve (Maelstöm, Polytechnique, Incendies o la más reciente, Enemy) sorprende con una película que, desde la aparente sencillez de su argumento inicial (la desaparición de dos niñas), atrapa al espectador introduciéndole poco a poco en una trama oscura y turbia, con multitud de ramificaciones sorprendentes e inesperadas.

Hugh Jackman (conocido para el gran público por su papel de Lobezno en la saga de X-MEN o por ser Jean Valjean en el reciente musical de Los Miserables), ofrece una interpretación magistral como uno de los atormentados padres cuya hija ha desaparecido, dispuesto a hacer lo que sea necesario por recuperarla. Le secunda un Jake Gyllenhaal (El día de mañana, Brokeback Mountaink, Zodiac, Código Fuente) inconmensurable como el detective Loki, un policía sencillo que lucha por hacer lo correcto en un mundo corrompido en el que cualquiera es sospechoso. Un personaje que poco a poco se torna más interesante y profundo gracias al buen hacer del intérprete en cada escena que aparece en pantalla.

También destaca Paul Dano (Noche y Día, Looper, 12 años de esclavitud) como el principal sospechoso del crimen, un personaje enigmático que el actor interpreta a la perfección. Lo mismo ocurre con Melissa Leo (21 gramos, The fighter, El vuelo) como su protectora tía, la actriz consigue dotar de una complejidad encomiable a su personaje, pese al poco tiempo que aparece en pantalla, otorgándole una ambigüedad que resulta muy enriquecedora para su personaje. Por último,  cabe mencionar a Terrence Howard (Crash, Cuatro hermanos, Iron Man, Red Tails) y Viola Davis (Traffic, La duda, El juego de Ender) como los angustiados padres de la otra niña desaparecida, y a Maria Bello (Payback) como la esposa del personaje de Jackman, esta última en un papel un poco desaprovechado a mi parecer debido a la escasa duración (y al comportamiento errático) del mismo en pantalla.
   
El director consigue mantener de manera magistral la tensión por el caso durante todo el metraje gracias al soberbio guión de Aaron Guzikowski (Contraband). A esto también ayuda un montaje milimétricamente calculado de los acontecimientos, así como de los diferentes planos durante cada secuencia, los cuales van incrementando la tensión de manera paulatina hasta llegar al clímax.



La fotografía también es soberbia, con planos muy pausados y una iluminación muy adecuada para cada escena (atención a algunos juegos de luces). De este modo se consigue acrecentar la sensación de angustia y opresión que te atenaza durante la mayor parte del metraje. Esta impresión se incrementa también gracias a la banda sonora compuesta por el islandés Jóhann Jóhannsson, casi desconocido para el gran público, el cual consigue aportar la nota adecuada para cada escena. De esta manera no sobrecarga sonoramente el filme, el cual es bastante sobrio en este aspecto. Esto no es algo negativo, sino que resulta muy adecuado para ayudar a crear el tono oscuro, opresivo y de tensión permanente del filme.

Especial mención merecen los últimos 20 minutos de la trama, realmente angustiosos y que desembocan en uno de los finales más sorprendentes que recuerdo. Además, dicho final invita al espectador a reflexionar sobre todo lo acontecido en la película y el porqué de ese final tan adecuado para la misma.

En definitiva, nos encontramos con una película que se sustenta en tres grandes pilares: unas actuaciones enormes, especialmente de los protagonistas; una acertadísima dirección del mencionado Villeneuve y un guión milimétricamente diseñado, que no deja cabos sueltos y que atrapa durante las dos horas y media que dura el filme ayudado por el montaje y la banda sonora.